
Hoy quería hablar de algo importante
La industria gaming lleva años en una dirección que va claramente en contra del gamer, y en última instancia, en contra de sí misma
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Yo crecí en los noventa, hace ya casi un siglo…..
En aquella época, cuando comprábamos un juego, era una copia física del mismo
Si comprabas el final fantasy 8, por ejemplo, venía con sus 4 discos, porque el juego no cabía sólo en uno.
Cuando ibas a jugar, metías el disco correspondiente a tu progreso en el juego, y ya está.
El problema comenzó allá por el 2013. Cuando Microsoft anunció su consola Xbox One. Era una revolución, y no de las buenas. No estábamos guillotinando a monarcas déspotas, si no a nuestro derecho de poseer juegos digitales.
Ahora, más de una década más tarde, y varios litigios por parte de Nintendo, plataformas como Steam afirman que no venden juegos, si no que a cambio de nuestro dinero, ellos nos ceden el derecho de jugar a sus juegos.
Eso significa que si mañana Steam decide deshacerse de tu juego favorito, da igual que tú hayas pagado 60€, mas los 20 de cosméticos, los 30€ del primer DLC y los siguientes 30€ del siguiente DLC. Tu acceso al mismo desaparece.
Hemos perdido la posesión de nuestros juegos. Son un alquiler digital y no tenemos derecho alguno sobre ellos.
La Nintendo Switch 2 fue anunciada hace poco, y acaba de adoptar la tendencia de la industria más tóxica contra el gamer. Los desarrolladores de videojuegos para su consola no necesitan poner el juego en el cartucho. Pueden simplemente añadir el código de licencia y cuando metas el cartucho, serás obligado a descargarte los datos del mismo para poder jugar.
Éste método de distribución de juego no es nuevo, aunque es la primera vez que una consola del gigante nipón lo adopta.
Además de este problema, debo hablar también de otra tendencia problemática, para ponerlo suavemente.
Cuando yo compré el Shenmue para mi Dreamcast, el juego venía completo.
No había actualizaciones, DLCs, “Quality Improvements”, ni nada parecido. Pagué los 59€ de entonces, y recibí un juego, que no solo residía enteramente en el disco, si no que además estaba terminado.
Lo sé, algo insólito para un 2025 en el que los juegos que “alquilamos” están terminados en un 80% con suerte, repletos en su mayoría de bugs y con contenido “coming soon”, además de que se espera de nosotros que paguemos por contenido extra en ese mismo juego.
Quieren exprimir hasta el último euro que puedan de nosotros, los gamers. La industria se ha vuelto hostil contra el mismo jugador que la sustenta. Y debemos pedir más. Debemos luchar por nuestros derechos. Si yo compro un juego, quiero que esté terminado, sin bugs. Quiero que esté completo en su versión física, sin necesidad de conexiones a internet que quizás no existan en un futuro, y con la certeza de que no necesitaré invertir más de los ya excesivos 70 y hasta 90 euros que se me exigen por obtenerlo.
Entiendo que para las empresas cada juego es una inversión, pero si pagar 70€ por un juego no me garantiza una experiencia positiva y la posesión del juego para lo que y hasta cuando yo quiera, entonces la industria tiene un grave problema, y no, no somos los gamer los que tenemos que repararla, si no las grandes multinacionales detrás de los Call Of Duty, Diablo y Mario de nuestro tiempo.
