
NASA siempre ha estado, desde la carrera espacial de los 60(¿?), a la cabeza de la innovación y la ciencia.
Solo en los últimos años, ha realizado x misiones, el Hubble, James Webb Space Telescope, los rover que transitan las llanuras de Marte….
Misiones canceladas o congeladas por el presupuesto 2026
| Misión | Fecha de lanzamiento | Presupuesto invertido | Propósito principal | Etapas futuras canceladas | Efectos del recorte |
| Mars Sample Return (MSR) | Prevista para 2028 | ~$1.5 mil millones | Recuperar muestras marcianas | Desarrollo del Sample Fetch Rover y Earth Return Orbiter | Se pierde la primera misión de retorno de muestras de Marte |
| VERITAS (Venus) | 2029 (prevista) | ~$300 millones | Mapear la superficie de Venus con radar | Lanzamiento y análisis geológico | Se cancela el estudio de tectónica y vulcanismo venusiano |
| DAVINCI (Venus) | 2030 (prevista) | ~$250 millones | Analizar atmósfera de Venus | Inserción orbital y descenso atmosférico | Se pierde la oportunidad de entender la evolución atmosférica |
| EnVision (ESA colaboración) | 2031 (prevista) | ~NASA: $150 millones | Estudiar geología y atmósfera de Venus | NASA proveería propulsores y RTGs | ESA queda sin soporte técnico clave |
| Mars Odyssey | 2001 | >$500 millones | Orbitar Marte y transmitir datos | Misión extendida hasta 2027 | Se apaga el satélite, afectando comunicaciones marcianas |
| MAVEN | 2013 | ~$700 millones | Estudiar atmósfera marciana | Misión extendida hasta 2027 | Se interrumpe el monitoreo de pérdida atmosférica |
| New Horizons | 2006 | ~$720 millones | Explorar Plutón y el Cinturón de Kuiper | Sobrevuelo de objetos transneptunianos | Se apaga la nave, se pierde ciencia en el borde del sistema solar |
| Juno | 2011 | ~$1.1 mil millones | Estudiar la atmósfera y magnetosfera de Júpiter | Misión extendida hasta 2025 | Se interrumpe el estudio de lunas jovianas |
| OSIRIS-REx (Apophis) | 2016 / 2029 (Apophis) | ~$1.2 mil millones | Recolectar muestras de asteroides | Encuentro con Apophis en 2029 | Se cancela la segunda fase de la misión |
| Nancy Grace Roman Telescope | 2027 (prevista) | ~$3.5 mil millones | Estudiar energía oscura y exoplanetas | Lanzamiento y operación científica | Sigue adelante pero con recorte del 50% |
| CYGNSS (clima terrestre) | 2016 | ~$150 millones | Estudiar ciclones tropicales | Misión extendida | Se apaga el sistema, afectando predicción de huracanes |
| Apoyo al róver Rosalind Franklin (ESA) | 2028 (prevista) | ~$200 millones (NASA) | Buscar vida en Marte | NASA proveería RTGs y lanzador | ESA queda sin vehículo de lanzamiento |
Efectos generales del recorte
- Se eliminan 41 misiones, un tercio de la cartera científica de NASA.
- Se pierden colaboraciones internacionales clave, especialmente con la ESA.
- Se apagan sondas activas que aún generan datos valiosos.
- Se detiene el avance en astrobiología, geología planetaria y clima terrestre.
- Se reduce el personal en un tercio, afectando capacidades operativas y de investigación.
Los recortes del 24% a ciencia de la administración Trump parecen un poco… cómo decirlo sin ofender… mal seleccionados.
Hay unas misiones específicas que sufrirían recortes tan graves que prácticamente forzaría a la NASA a cancelarlas. Vamos a ver qué perdemos en la lotería de Trump.
Mars Sample Return (MSR): Cancelación y Pérdidas Científicas

La misión Mars Sample Return (MSR) representaba la cúspide de la colaboración internacional entre la NASA y la ESA. Su objetivo era recoger, almacenar y traer a la Tierra muestras obtenidas por el róver Perseverance, permitiendo la primera caracterización en laboratorio de material marciano. Con un costo estimado de más de 4.000 millones de dólares y considerada de máxima prioridad, la cancelación de MSR supone perder una oportunidad única e irrepetible de analizar la habitabilidad pasada de Marte, especialmente tras los últimos “hallazgos”, aunque me mantengo exceptico debido al “timing” de la rueda de prensa.
Importancia científica
El retorno de muestras permitiría abordar preguntas que ninguna misión in situ puede responder por limitaciones instrumentales, como dataciones precisas, análisis de isótopos, búsqueda de biomarcadores y estudios microscópicos avanzados. Entre los hitos esperados destacaban:
- La Determinación directa de vida pasada o presente mediante búsqueda de orgánicos complejos y biomoléculas, solo posibles con muestras en la Tierra.
- La Reconstrucción de la evolución del clima marciano: a nivel de trazas isotópicas en rocas y atmósfera encapsulada.
- Y la recopilación de Información clave para preparar misiones tripuladas: sobre riesgos tóxicos y recursos marcianos disponibles.
En suma, la suspensión del programa lleva a perder una inversión acumulada de décadas, impide descubrir si la vida surgió en otros planetas y deja a China, con misiones Tianwen para 2029-2030, a la cabeza de la carrera por la exploración del planeta rojo.
Impacto de la cancelación
El recorte de MSR no solo es un retroceso científico, sino un golpe a la cooperación transatlántica: la ESA dependía de la NASA para el lanzador y la nave de retorno. El vacío estratégico resultante afecta la confianza en la colaboración internacional. Además, múltiples instrumentos secundarios programados para volar en MSR deberán cancelarse, perdiéndose también capacidades desarrolladas en conjunto y nuevas alianzas.
Telescopio Espacial Nancy Grace Roman: Recorte y Riesgo de Cancelación

El telescopio Nancy Grace Roman (NGRST) es el próximo observatorio infrarrojo de la NASA, sucesor conceptual del Hubble, que ya se encuentra en su fase final de ensamblaje. Su campo de visión promete ser cien veces mayor que el de Hubble, con capacidad para realizar censos de miles de millones de galaxias, estudiar la naturaleza de la energía oscura, realizar censos de exoplanetas vía microlentes y contribuciones clave en astrofísica de frontera.
La importancia científica del Nancy Grace Roman no debe menospreciarse, ya que pretendía indagar, mediante el estudio de supernovas y debilidad gravitacional, en la energía y materia oscuras, dos grandes misterios de la astrofísica, además de expandir nuestro censo de exoplanetas y galaxias primigenias.
Sus datos no solo beneficiarían a EEUU, sino a decenas de consorcios internacionales, al ser un proyecto abierto.
El presupuesto del Roman pasó de 376,5 millones a 156,6 millones de dólares, menos de la mitad, lo que prácticamente obliga a retrasos inevitables o incluso cancelar la misión tras años de inversión y contratos cerrados. Aunque el telescopio sigue adelante en teoría, está en la cuerda floja por falta de fondos de operación y riesgo de hibernación del hardware, lo que, de no aprobarse una prórroga presupuestaria en el Congreso, dejaría inservible una infraestructura valorada en más de 4.300 millones de dólares, con décadas de trabajo y capacidades únicas no replicables en otro observatorio.
La cancelación impediría abordar preguntas científicas fundamentales sobre el origen y destino del universo y pondría a la comunidad global en una situación de dependencia exclusiva de telescopios europeos (Euclid) o chinos (Xuntian).
Misiones a Venus: DAVINCI y VERITAS

Tras más de tres décadas sin misiones estadounidenses propias hacia Venus, la recuperación científica de este planeta estaba asegurada mediante las misiones DAVINCI y VERITAS, ambas seleccionadas hace cuatro años para una nueva generación de estudios planetarios.
DAVINCI
DAVINCI fue pensada para estudiar in situ la composición química y estructura de la atmósfera profunda venusiana, gracias a una sonda de descenso capaz de tomar medidas nunca antes realizadas en la historia espacial moderna. Analizaría gases nobles, isótopos y elementos traza, proporcionando pistas críticas sobre cómo evolucionan las atmósferas planetarias y ofreciendo un contrapeso indispensable a nuestra comprensión de la divergencia entre la Tierra y Venus. Buscaba también entender el posible pasado habitable de Venus y sus vínculos geoquímicos con nuestro propio planeta.
VERITAS
VERITAS era esencial como misión orbital para mapear con radar la superficie de Venus, revelando procesos tectónicos, volcanismo activo y la presencia de agua en su pasado. La misión iba a transformar radicalmente el conocimiento sobre los procesos que llevan a la evolución divergente de los planetas terrestres.
La cancelación de ambas misiones cierra la ventana para estudiar el “gemelo malvado” de la Tierra justo cuando la ESA prepara EnVision, pero sin el radar estadounidense, el proyecto europeo también entrará en riesgo. Se pierden datos irremplazables sobre atmósferas ricas en CO₂, geología activa de placas y clima extremo—que ayudarían a contextualizar el cambio climático terrestre. La iniciativa para resolver el enigma de Venus, esencial para la astrobiología y las ciencias atmosféricas de exoplanetas, queda congelada, y la exploración planetaria de EE. UU. gira enteramente hacia la Luna y Marte, dejando el nuevo ciclo de descubrimientos en manos de China con su misión Venus Volcano Imaging and Climate Explorer (VOICE) y Rusia con su Venera-D.
Misiones de Observación de la Tierra y el Clima
Uno de los golpes más severos del recorte es la eliminación de la mayor parte de misiones de observación de la Tierra, con excepción de GRACE-Continuity. Proyectos clave quedarán sin financiación, incluyendo todos los satélites de monitoreo climático, modulación atmosférica y seguimiento de cambio global. El programa Landsat Next, planificado para 2031, también ha sido cancelado, obligando a replantear todo el sistema de monitoreo y su transferencia de datos críticos a países vulnerables a fenómenos extremos, como huracanes, incendios o sequías.
No contar con registros satelitales de alta resolución en un contexto de máxima emergencia climática global limitará la capacidad de respuesta ante desastres, especialmente en regiones en desarrollo como América Latina, que dependen de los datos de la NASA para sus estrategias de adaptación y mitigación.
La magnitud del impacto se observa claramente en los gráficos adjuntos: el presupuesto total pasa de casi 25.000 millones a menos de 19.000 millones, y la financiación científica se reduce a poco más de la mitad respecto a su pico más reciente. La tasa de cancelación de misiones no tiene precedentes desde 1961.
Colaboración internacional y efectos geopolíticos
El retroceso estadounidense cede, virtualmente, el liderazgo científico y mediático de la exploración espacial a China, que invierte fuertemente en su propia estación lunar (ILRS) y avanza, tanto en tecnología como en diplomacia, para relegar a Estados Unidos y aliados en la competencia por el espacio y sus recursos.

El impacto es especialmente grave para Europa, cuyos proyectos ExoMars, Rosalind Franklin y Gateway dependían en diversos grados de financiación y know-how estadounidense, así como para Canadá, Japón, Emiratos Árabes y otros países que quedan en situación precaria. La Agencia Espacial Europea evalúa desde ya reducir su dependencia, diversificar socios o buscar nuevas cadenas de suministro tecnológicas, aunque ninguna alternativa puede sustituir la escala ni la experiencia adquirida en cooperación con la NASA.
El efecto en la credibilidad internacional y capacidad de firmar acuerdos estratégicos será duradero, abriendo un periodo de transición geopolítica que beneficiará principalmente a China y, en menor medida, a Rusia y a startups privadas estadounidenses como SpaceX, que ya reciben fondos reorientados de la NASA.
Oportunidades y hallazgos perdidos
La cancelación de estos programas implica la pérdida de datos y descubrimientos únicos e irremplazables:
- No se podrá analizar en laboratorio las primeras muestras directas de Marte, lo que retrasa indefinidamente la respuesta a la gran pregunta de si la vida es un fenómeno universal. Este punto está en el aire, ya que el reciente anuncio de la NASA podría generar interés en que la misión Mars Sample Return se lleve a cabo.
- Las dinámicas geofísicas de Venus, fundamentales para entender la habitabilidad de planetas y el efecto invernadero, permanecerán sin resolver.
- Se pierde la oportunidad de estudiar in situ el asteroide Apofis, crucial en la defensa planetaria.
- Y el seguimiento global del clima terrestre queda huérfano de la infraestructura capaz de medir cambios en tiempo real y detectar eventos extremos de gran escala.
Estas pérdidas no se recuperarán en décadas, ya que reemplazar instrumentación, equipos y talento requiere ciclos tecnológicos y formativos de largo plazo, generando una «fuga de cerebros» y la migración de expertos a otros países o sectores.
El presupuesto 2026 de la NASA marca un cambio de ciclo sin paralelos, con consecuencias que trascienden la frontera estadounidense. La cancelación de programas cruciales como MSR, Nancy Grace Roman, las misiones a Venus, el róver Rosalind Franklin, los orbitadores marcianos, los observatorios astrofísicos y los satélites de observación de la Tierra, representan no solo un retroceso científico, sino un debilitamiento del tejido tecnológico y cultural que sustentó la exploración espacial durante décadas.
El vacío creado será difícilmente llenado en las próximas décadas. El liderazgo científico global se traslada hacia China y Europa, mientras que la comunidad internacional observa con preocupación un proceso de desmantelamiento del mayor programa espacial civil del mundo. Se pierde un cuerpo invaluable de descubrimientos y se pone en riesgo la formación de futuras generaciones de científicos y técnicos, en un contexto planetario que exige más que nunca, colaboración y conocimiento.
El rumbo aún puede revertirse en el Congreso estadounidense. Pero, de confirmarse el recorte, el impacto será irreversible para más de una generación, dando inicio a una etapa de profunda transformación en la gobernanza y las prioridades de la ciencia global.
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