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Por qué la industria necesita RPGs como Expedition 33

Si has jugado a algún RPG en la última década, sabrás que el género ha tenido épocas mejores.

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Muy lejos quedan los Final Fantasy VII, VIII (algunos lo consideremos de los mejores de la franquicia), y IX. Incluso podríamos incluir al X entre los mejores. Pero Square Enix no ha sabido tocar bien los instrumentos que ellos mismo inventaron.

Los ‘ultimo Final Fantasy, así como Dragon Quest y hasta el último Zelda Tears of the Kingdome, fallan en algo fundamental para un RPG denso en historia.

Debo conectar con la historia y/o los personajes. De nada me sirven visuales que mi 5080 apenas pueda mover, bandas sonoras de compositores famosos o actores de renombre interpretando los papeles principales.

La historia debe atraparme desde el primer momento, y no soltarme hasta caer de bruces de nuevo en la dura realidad de nuestros días.

Cuando jugábamos a RPGs de pequeños, nos dejábamos llevar por Squal, Link, Master Chief y demás personajes a los que debíamos ayudar en sus aventuras.

Ahora el público ya no somos niños, y tenemos necesidades más allá de chico salva a chica de monstruo, chica besa a chico.

Hemos leído, jugado a infinadad de juegos y vivido aventuras de muchas maneras diferentes, y la misma receta que hace 10 años funcionaba, ya no tiene el mismo brillo que una vez nos atrapó.

Además de nuestra propia necesidad de historias más profundas, la industria ha dejado de lado a un género que ha sido muy importante a finales de milenio y principios del mismo. Especialmente el JRPG.

El año pasado Larian fue laureada por Baldurs Gate III. Un juego al que yo le dediqué unas horas, y fue entretenido, pero que debo ahora criticar duramente, ya que ha seguido la misma tendencia que la mayoría. Aún habiendo mejorado en aspectos importantes, como la interacción entre personajes y la conexión con ellos, la historia no es nada no solo nuevo, si no me atrevería a decir interesante.

Los gamers a los que nos gustan los JRPG, e incluso los RPG en general, debemos esperar mucho más. Las historias deben aportar al jugador algo más que vestidos sexis, magias más poderosas o 300 horas de contenido.

Necesitamos exigir que se invierta tanto en la historia como se invierte en otros aspectos, además de que debemos rechazar la idea de DLCs que no son más que la continuación de una historia que debería haber venido completa desde un primer momento.

Los desarrolladores y distribuidores como Microsoft, Activision y Nintendo se quejan de que el coste de crear juegos va subiendo, y los gamers debemos asimilar el gasto, y pagar más y más.

Y viendo las cifras que manejan estas compañías, podría decirse que algunas de ellas tienen razón, pero Microsoft ha anunciado la subida de los precios de sus servicios y hardware, como los juegos y las consolas.

Podemos para un momento a apreciar esta gráfica?

Por si no queda claro, la línea verde que se pierde en el infinito es la de Microsoft, la cual se queja de que no gana suficiente.

Es necesario analizar un momento las razones por las que los juegos han perdido el brillo que antaño poseían. Juegos como Doom, Jet Set Radio, Half Life 2, Final Fantasy VII, Grandia… si teneis unos años, os evocarán nostalgia y calidez, algo que no hacen los Baldurs Gate o Final Fantasy XV de ahora.

Hay, en mi opinión, 6 razones detrás de ésta pérdida para los gamers.

  Enfoque en monetización
Antes, los juegos estaban diseñados para cautivar con historias memorables y mecánicas innovadoras. Ahora, muchos están estructurados en torno a modelos de negocio como microtransacciones y pases de temporada, lo que puede hacer que la experiencia parezca más comercial y menos inmersiva.

  1. Falta de innovación
    En un mercado saturado, muchos estudios apuestan por fórmulas seguras en lugar de arriesgarse con conceptos nuevos. Esto ha llevado a una abundancia de secuelas, remakes y tendencias recicladas que, aunque funcionan, pueden sentirse menos emocionantes.
  2. Producciones masivas y riesgos controlados
    La industria de los videojuegos es más grande y cara que nunca. Los proyectos AAA tienen presupuestos multimillonarios, lo que hace que los estudios eviten tomar riesgos narrativos o jugables por miedo a perder dinero.
  3. Saturación de contenido
    En el pasado, esperar un juego nuevo era un acontecimiento especial. Hoy en día, hay cientos de títulos lanzándose constantemente, y el exceso de opciones puede hacer que cada juego tenga menos impacto individual.
  4. Diseño pensado para la longevidad, no la experiencia
    Muchos juegos modernos están diseñados para durar indefinidamente en lugar de ofrecer una experiencia cerrada y satisfactoria. Esto significa que la progresión se puede volver más lenta, repetitiva o dependiente de mecánicas artificiales que prolongan la vida útil del juego.
  5. Nostalgia y expectativas
    Los jugadores veteranos pueden sentir que los juegos de antes eran mejores, en parte porque recuerdan experiencias de su infancia o juventud con cariño. A veces, las expectativas sobre cómo deberían sentirse los juegos modernos no coinciden con la realidad de cómo se desarrollan hoy.

Maneras en las que Podemos combatir este cancer que asola la industria:

1. Apoyar los juegos que realmente innovan

  • Comprar y promocionar juegos de estudios que priorizan calidad sobre monetización agresiva.
  • Apoyar desarrolladores independientes, que suelen arriesgar más con propuestas creativas.

2. Evitar modelos de negocio abusivos

  • No comprar juegos que dependan excesivamente de microtransacciones, DLCs absurdos o pases de batalla injustos, como Call of Duty.
  • Hacer boicot a prácticas de precios excesivos (como ediciones estándar con precios inflados)

3. Crear presión en redes sociales y comunidades

  • Los jugadores tienen poder cuando alzan la voz en plataformas como Twitter, Reddit y YouTube.
  • Cuando una empresa recibe críticas masivas por prácticas abusivas, algunas han cambiado de rumbo (por ejemplo, revisando políticas de monetización tras quejas).

4. Premiar a los estudios que respetan la comunidad

  • Respaldar empresas que escuchan a los jugadores y mejoran sus juegos con actualizaciones gratuitas.
  • Promover ejemplos de buenas prácticas para que otras compañías sigan el camino.

5. Resistir la cultura del «hype» sin pruebas

  • No dejarse llevar por promesas exageradas y esperar reseñas objetivas antes de comprar.
  • Evitar precompras de juegos que no han demostrado su calidad real, especialmente cuando hay señales de problemas.

6. Participar en el desarrollo

  • Apoyar juegos en acceso anticipado de estudios que realmente escuchan el feedback.
  • Contribuir en comunidades que exigen mejoras en títulos que han sido abandonados por sus creadores.

¿Es difícil cambiar la industria? Sí, porque las grandes empresas buscan maximizar ganancias. Pero cuando los jugadores actúan con inteligencia y conciencia, los cambios pueden ocurrir.

Hi, I’m Jonathan A Elu

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